miércoles, 2 de mayo de 2012

Reflexión tema 2


Me ha encantado conocer los inicios de la literatura folclórica. Desconocía que al principio fueron creados para adultos y que fue después, a través de las adaptaciones, cuando estuvieron  pensadas en los pequeños. Me ha gustado mucho también conocer el verdadero final de muchas historias que Disney adaptó.
También he disfrutado mucho aprendiendo algo más de historia, aunque me hubiese gustado saber de dónde proceden muchos cuentos, qué les llevó a contar esas historias, etc. Ya que muchas de estas historias, como Caperucita roja, fueron historias que pasaron en la realidad y otras muchas reflejaban los deseos de parte de la sociedad del momento.



Estoy totalmente de acuerdo con lo que Pedro Cerrillo dice; es labor de los maestros seguir trasmitiendo los cuentos folclóricos, así como las canciones y cuentos populares. Actualmente se están perdiendo, y es un error. Los padres deberían también seguir trasmitiéndolos, pero en eso no podemos meternos; así que por mi parte, les contaré cuentos folclóricos a mis niños y les enseñaré las canciones y juegos que tanto nos ha hecho reír y disfrutar a las pasadas generaciones. Si trasmitimos estas canciones y cuentos a nuestros niños, ellos lo irán trasmitiendo también a sus familias; y así evitaremos su pérdida.

Las maestras no debemos caer en la dejadez de contar o leer cuentos a nuestros niños que ya hayan sido adaptados para infantil previamente; debemos tener una recopilación de los textos folclóricos originales, los que fueron escritos para adultos, y ser nosotras quienes los adaptemos dependiendo de las necesidades y de la etapa evolutiva de nuestros alumnos. Nosotras hemos aprendido a hacer estas adaptaciones y lo hemos llevado a la práctica con ‘Toda clase de pieles’, con cuya adaptación he disfrutado mucho dejando volar mi imaginación e intentando pensar qué es lo más apropiado para los niños.

Por lo tanto me quedo con dos cosas importantes para cuando sea maestra: Que tenemos la oportunidad de hacer perdurar los textos y canciones folclóricas a través de nuestros niños y que las adaptaciones debemos hacerlas nosotras mismas, dependiendo de las necesidades de nuestros niños.


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