Me ha encantado conocer los
inicios de la literatura folclórica. Desconocía que al principio fueron creados
para adultos y que fue después, a través de las adaptaciones, cuando estuvieron
pensadas en los pequeños. Me ha gustado mucho también conocer el
verdadero final de muchas historias que Disney adaptó.
También he disfrutado mucho
aprendiendo algo más de historia, aunque me hubiese gustado saber de dónde
proceden muchos cuentos, qué les llevó a contar esas historias, etc. Ya que
muchas de estas historias, como Caperucita roja, fueron historias que pasaron
en la realidad y otras muchas reflejaban los deseos de parte de la sociedad del
momento.
Estoy totalmente de acuerdo con
lo que Pedro Cerrillo dice; es labor de los maestros seguir trasmitiendo los
cuentos folclóricos, así como las canciones y cuentos populares. Actualmente
se están perdiendo, y es un error. Los padres deberían también seguir
trasmitiéndolos, pero en eso no podemos meternos; así que por mi parte, les
contaré cuentos folclóricos a mis niños y les enseñaré las canciones y juegos
que tanto nos ha hecho reír y disfrutar a las pasadas generaciones.
Si trasmitimos estas canciones y cuentos a nuestros niños, ellos lo irán
trasmitiendo también a sus familias; y así evitaremos su pérdida.
Las maestras no debemos caer en
la dejadez de contar o leer cuentos a nuestros niños que ya hayan sido
adaptados para infantil previamente; debemos tener una recopilación de los
textos folclóricos originales, los que fueron escritos para adultos, y ser
nosotras quienes los adaptemos dependiendo de las necesidades y de la etapa
evolutiva de nuestros alumnos. Nosotras hemos aprendido a hacer estas
adaptaciones y lo hemos llevado a la práctica con ‘Toda clase de pieles’, con
cuya adaptación he disfrutado mucho dejando volar mi imaginación e intentando
pensar qué es lo más apropiado para los niños.
Por lo tanto me quedo con dos
cosas importantes para cuando sea maestra: Que tenemos la oportunidad de hacer perdurar los textos y
canciones folclóricas a través de nuestros niños y que las adaptaciones debemos
hacerlas nosotras mismas, dependiendo de las necesidades de nuestros niños.
Perfecto.
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