sábado, 5 de mayo de 2012

Lectura: Siempre te querré

En la tercera actividad de esta asignatura Irune nos propuso contarnos o contarnos cuentos entre nosotras. Formamos grupos de tres y cada una tuvimos que elegir una estrategia. Mi grupo lo formábamos Sara, Ainhoa y yo; y como a todas nos daba igual decidimos echarlo a suertes. A mí me tocó lectura, Ainhoa cuentacuentos y Sara narración con libro.

Cogí todos los cuentos que había en mi casa y mi hermana me prestó otros pocos. De todos ellos me quedé con cuatro… no sabía cual elegir. Una vez más me ayudaron mis primos. Se sentaron todos sonrientes en el salón, esperando a que les leyese cuentos. Les dije que me contasen cosas que hacía mal, ¡Y menudos criticones están hechos! Me ayudaron mucho a corregir mis fallos y a elegir cuento. Elegimos ‘Siempre te querré’ porque a mi primito Marcos, que tiene 2 años le hizo pensar mucho e incluso le emocionó. Acaba de tener un hermano, y a veces no está seguro de que su mamá le siga queriendo como antes; el libro le ayudó a entender que su madre, pase lo que pase, siempre le querrá muchísimo.
 Este libro está destinado a niños de entre 3 y 6 años. Trasmite a los niños el amor incondicional de los padres hacia sus hijos. Este tema es muy importante para los niños, ya que para ellos los más importante es sentirse queridos por sus padres.

Legué a clase con mi cuento y nos colocamos todas con nuestros grupos. Intenté acordarme de lo que me habían dicho mis primos; entonación, ir más despacio, etc. Sara y Ainhoa me dijeron que lo había hecho muy bien, que quizá debería entonar un poquito más. Así que tomé nota y fui al grupo siguiente.

Le leí mi cuento a Cristina Gallego, y ella también me dijo que estaba muy bien. Que debería gesticular un poco más, pero… no puedo moverme más, me es imposible. Sé que cuando esté bien tendré que hacerlo, y no me costará hacerlo porque suelo gesticular bastante.

Por último leí ‘Siempre te querré’ a María e Irene. Esta vez no me dijeron nada, simplemente que estaba muy bien.

Me gustó mucho escuchar a mis compañeras y poder ver mi evolución. La primera vez estaba algo más ‘nerviosa’ por ver qué me dirían y si les gustaría o no. Pero en cuanto leí las dos primeras líneas y las miré la cara se me pasó. Según leía más el cuento, más me gustaba leerlo, y más segura estaba de cómo lo hacía. Fue una buena experiencia.

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